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EL ESTRÉS Y SUS EFECTOS EN LA PIEL

EL ESTRÉS Y SUS EFECTOS EN LA PIEL

El estrés es una condición a la que está expuesto nuestro cuerpo debido a la vida ajetreada que llevamos hoy día. Aunque cuando se habla del cuidado de la piel tendemos a pensar en la importancia de la hidratación con ciertos productos o incluso en cuidar la alimentación, nuestros hábitos de vida y el estrés diario también pueden perjudicar la salud de la misma. ¿Cómo se manifiesta el estrés y sus efectos en la piel?

El estrés es el mecanismo que se pone en marcha cuando la persona se ve envuelta por un exceso de situaciones que superan sus recursos y, por lo tanto, se ven superados para tratar de cumplir con las demandas que se le exigen para superarlas. Por lo general el individuo experimenta una sobrecarga que puede influir en el bienestar tanto físico como psicológico y personal.

Hoy en día son muchos los estudios que hablan de los efectos negativos que tiene llevar una vida poco saludable en nuestro organismo y nosotros en esta entrada quisimos centrarnos un poco más en el estrés y sus efectos en la piel.

¿Qué cambio nos provoca el estrés en nuestra piel?

1- El Aceleramiento de Envejecimiento: El estrés produce un envejecimiento prematuro, donde se nota visiblemente en la zona del rostro, esto puede ocasionar signos prematuros de aparición de las arrugas alrededor de los ojos y sobre la frente, siendo principalmente más afectada las mujeres.

2- Flacidez de la piel: El estrés puede producir perdida de la densidad en nuestra piel ya que el suministro eficiente de nutrientes y oxígeno a la capa superior de la piel se ve afectado, esta declinación se manifiesta en una piel cansada y apagada.

2- Disminución de la luminosidad de la piel: Una de las causas principales de que ocurra esto es por la disminución de la micro circulación en las capas de la dermis, provocando una tez apagada.

4- Aumento de las bolsas y ojeras: Suele asociarse a la escasez de horas de sueño, así sea por las costumbres de levantarse bien temprano para aprovechar el día o porque la tensión y las preocupaciones no te dejen descansar y conciliar el sueño, en cualquier caso, ambas situaciones terminan produciendo bolsas y ojeras.

5- Dermatitis atópica: Las personas que tienden a padecer este problema, ven como los brotes o períodos de empeoramiento de su dermatitis coinciden con períodos de mayor estrés o preocupaciones en su vida.

6- Psoriasis: Es una enfermedad de causa multifactorial y de carácter autoinmune. Esto quiere decir que tiene múltiples causas o factores desencadenantes que producen un ataque del inmunitario a células de nuestro propio organismo. Al igual que en el caso de la dermatitis atópica, es típico que en períodos de estrés se den brotes de la enfermedad o empeore su curso.

7- Acné: El acné es un problema creciente y que está influenciado por muchos factores, entre ellos el estrés. Por un lado el estrés aumenta la producción de andrógenos (efecto que es más notable en las mujeres) favoreciendo la producción grasa por parte de las glándulas sebáceas de la piel. Además de ello también se ponen en marcha mecanismos favorecedores de la inflamación que afectan estas glándulas, produciéndose su obstrucción y por tanto la aparición del acné.

8- Cabello menos luminoso: Al igual que la piel, nuestro cabello también se ve afectado en estos casos, mostrándose también más quebradizo y menos luminoso. Además es común el aumento de canas o una mayor caída del pelo en momentos estresantes.

Consejos para mantener el estrés bajo control

  1. Afronta las situaciones difíciles. En vez de postergarlas o evitarlas, hazles frente, ya que dejarán de angustiarte una vez las identifiques y resuelvas.
  2. Entrénate en la solución de problemas. Aprende a analizarlos de una manera lógica: define el problema de manera clara, haz una lista con las posibles soluciones y otra de los pros y contras de cada una.
  3. Organiza bien tu tiempo. Planifica bien tu agenda del día, sin sobrecargarla de actividades y gestionando los imprevistos con flexibilidad.
  4. Te mereces un descanso. Asigna un espacio diario al ocio y a las relaciones personales, de manera que te quede tiempo para descansar y estar con tu familia.
  5. Aprende técnicas de autocontrol. Practicar de manera regular actividades como relajación, meditación, mindfulness o yoga te ayudará a neutralizar la activación fisiológica del organismo que produce el estrés y te proporcionará un mayor control de los pensamientos y de las emociones.
  6. Fomenta las relaciones personales y sociales y apóyate en ellas.
  7. Cuida tu dieta. Sigue una dieta saludable, variada y equilibrada, que incluya una gran cantidad de frutas y verduras.
  8. Haz deporte de manera regular. El ejercicio físico reduce la intensidad del estrés y ayuda a que los episodios duren menos, además de fomentar una sensación de bienestar, siempre que no se haga por obligación.
  9. No restes horas de sueño. Descansado, afrontarás mejor cualquier conflicto o situación amenazante. Así, trata de ir a dormir siempre a la misma hora y descansa, al menos, siete u ocho horas cada noche.

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